miércoles, 9 de junio de 2010

200 AÑOS DE LA VENIDA DE LA ENCARNACIÓN

El 2 de junio de 1998, a punto de finalizar el pasado siglo, se celebró un acontecimiento histórico para nuestro pueblo, el 200 aniversario de la llegada a La Raya de Santiago de Ntra. Sra. de la Encarnación, nuestra patrona.

Según consta en el documento de hechura de la venerada imagen, redactado de puño y letra por su autor Roque López, tenemos la certeza histórica tanto de la autoría como de la fecha exacta; este recibo de compra fue hallado de forma casual por el entonces párroco don Francisco Cánovas Bravo entre unas partidas del siglo XVIII y es, quizá, uno de los documentos más importantes de nuestro Archivo Parroquial.

Retrocedemos en el tiempo hasta el año 1798; era cura párroco, a la sazón, don Josef Nicolás Merchante Gómez, el cual se había hecho cargo de la parroquia en el mes de abril de 1793 en sustitución de don Pedro Alonso y estaría al frente de ella hasta su muerte el día 9 de junio de 1802, siendo enterrado en la capilla del Rosario de nuestra iglesia. Josef Nicolás Merchante formaba arte del Curato de La raya desde 1784 como clérigo auxiliar y notario eclesiástico; fue un hombre muy activo y demostró un gran interés por realizar algunas mejoras en nuestra iglesia, ya necesitada de una profunda reforma en aquellos años finales del siglo XVIII.


Sabemos que restauró la capilla de Ntro. Padre jesús Nazareno y también la túnica de la imagen en el año 1787, cuando aún no era titular, presidiendo, asimismo, y por delegación de don Pedro Alonso, los cabildos de la Hermandad de San Antonio de Padua, que atravesaba algunas dificultades de organización, propiciando el entendimiento entre los cofrades. Fue un párroco muy integrado en el pueblo hasta el punto de sepultar aquí a algunos de sus familiares más directos, como su sobrina doña Rosa Merchante, que falleció doncella en el año 1791 y un año después, moría su padre don Josef Merchante, a la avanzada edad de 83 años, siendo sepultado en la capilla del Rosario con grandes honras fúnebres por ser Clérigo de Menores Órdenes.

Tuvo una gran dedicación a su parroquia y al pueblo y tenemos constancia de que realizó muchas obras de tipo social y humanitario. No debió pasar desapercibido para él el hecho de que nuestra iglesia, que se encontraba bajo la advocación de la Encarnación desde los primeros años de la fundación del pueblo, no tuviese una representación en imagen de la patrona, por ello marchó a Murcia y entró en contacto con el taller del insigne escultor Roque López, discípulo aventajado de Francisco Salzillo, encargándole una imagen de Ntra. Sra. de la Encarnación para nuestra Iglesia y ajustando la obra en 1500 reales de vellón (unas 375 pesetas de la época, toda una fortuna). Roque López contaba 51 años cuando realizó la imagen de nuestra patrona y no era ajeno al fervor de los rayeros a la encarnación, puesto que él había nacido y fue bautizado en el vecino pueblo de Era Alta el 16 de agosto de 1747, conociendo muy bien la idiosincrasia y el fervor religioso de los pueblos vecinos al suyo.

Roque López dio muestra, una vez más, de ese genio creador que le haría entrar en la Historia del Arte murciano como figura señera. Finalmente, el día 2 de junio de 1798, todos los anhelos se materializaron en ese prodigio de belleza que es el conjunto escultórico de La Encarnación con el Ángel Anunciador; una obra artística admirada, valorada y enaltecida por todos los expertos en Bellas Artes, quizá una de las mejores tallas salidas de su gubia.

Su llegada a nuestro pueblo causó el natural alborozo entre todo el vecindario; se lanzaron las campanas al vuelo bajo el tronar de la pólvora y un nudo de emoción atenazó las gargantas de los rayeros cuando contemplaron por primera vez la bellísima imagen de su patrona desfilar por las calles de la localidad, entre vítores, aplausos y gritos de júbilo. Luego, en una iglesia abarrotada de fieles, se escucharon las emocionadas palabras de acción de gracias de Josef Nicolás Merchante y las encendidas frases de Fray Francisco Aparicio, predicador habitual en nuestro pueblo en aquellos años. En el centro del retablo del altar mayor se entronizó la venerada imagen entre una constelación de luces y un mar de flores de la huerta que convertían su entorno en un vergel.

Desde ese día la patrona fe La raya de Santiago ha presidido el norte espiritual del pueblo y a su devoción se han consagrado muchos esfuerzos y muchas ilusiones y no es aventurado asegurar que no hay un solo rayero, independientemente de sus creencias o su grado de religiosidad, que no sienta cuanto menos un sincero respeto por la imagen ni sea ajeno al inmenso valor histórico-artístico (salvando el religioso) de Ntra. Sra. de la Encarnación.

Pedro-Cecilio Cermeño Martínez
Centro de Estudios Rayeros

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