Los vecinos se volvían a reunir para tomar una tapa y unas cervezas mientras pasaban la noche estival
A las 11 de la noche comenzaban repartirse las primeras morcillas acompañadas por cerveza en el recinto del colegio, donde se celebraría el domingo el almuerzo popular.
Festejos populares en los que lo importante no es que te comas una o dos morcillas, si están más o menos buenas (y buenas estaban) o si aquella señora se lleve un plato con 10 o 12 en vez de una o dos. Lo importante es ese rato que compartes con tus vecinos y amigos, y la morcilla... es lo de menos (Y es que no a todo el mundo le sienta bien una morcilla a las 11 de la noche, habrá que ver si hay cola mañana en el ambulatorio)
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